Ferreira Gullar y el neoconcretismo brasileño

LOS POETAS QUE LEÍ
LA POESÍA PURA
Por Joel Lenner Castañeda Dueñas

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FERREIRA GULLAR
Nombre completo o verdadero
José Ribamar Ferreira
Nacionalidad
Brasileño
Lugar y fecha de Nacimiento
Sao Luis, Maranhao (Brasil), 10 de setiembre de 1930
Lugar y fecha de defunción
Río de Janeiro (Brasil), 4 de diciembre de 2016
Obra cumbre
Luta corporal (Poesía, 1954)
Poema sucio (Poesía, 1976)
Obras importantes
Poemas (Poesía, 1958)
Romances de cordel (Poesía, 1962-1967)
Na vertigem do dia (poesía, 1980)
Barulhos (Poesía, 1987)
Muitas vozes (Poesía, 1999)
Cidades inventadas (Cuentos, 1997)
Rabo de foguete: os anos de exilio (Memorias, 1998)
Movimiento Literario
Postvanguardismo - Postconcretismo
Datos biográficos
* En 1959 fundó el grupo poético «Neo-Concretes»
* En 1971 marchó al exilio en Moscú, Santiago de Chile, Lima y Buenos Aires. En 1977 regresó a su país.
Importancia
* Premio Machado de Assis en 2005
* Premio Camões 2010, el más importante de la literatura en portugués.


APRENIDIZAJE
Del mismo modo que te abriste a la alegría        
ábrete ahora al sufrimiento       
que es el fruto de ella   
y su contrario ardiente   

Del mismo modo          
que de la alegría fuiste 
al fondo
y te perdiste en ella      
te hallaste        
en esa pérdida 
deja que el dolor se ejerza ahora           
sin mentiras     
ni disculpas     

y en tu carne se vaporice          
toda ilusión      

que la vida sólo consume         
lo que la alimenta.


TRADUCIRSE
Una parte de mí
es todo el mundo:         
otra parte es nadie:       
fondo sin fondo.

Una parte de mí
es multitud:      
otra parte extrañeza     
y soledad.        

Una parte de mí
pesa, pondera: 
otra parte         
delira.  

Una parte de mí
almuerza y cena:          
otra parte         
se espanta.      

Una parte de mí
es permanente:
otra parte         
se sabe de repente.      

Una parte de mí
es sólo vértigo: 
otra parte,        
lenguaje.          

Traducir una parte        
en la otra parte 
que es una cuestión     
de vida o muerte –¿será arte?


CANCIÓN PARA NO MORIR
Cuando te vayas,
muchacha blanca, como la nieve,
llevame.

Si acaso no podés
cargarme de la mano,
niña blanca de nieve,
llevame en el corazón.

Si en el corazón no podés
acaso llevarme,
muchacha de sueño y de nieve,
llevame en tu recuerdo.

Y si allí tampoco podés
por tanta cosa que lleves
conmovida en tu pensamiento
niña blanca de nieve
llevame en el olvido.


EN EL VÉRTIGO DEL DÍA
(FRAGMENTO)
Es imposible decir
en cuántas velocidades diferentes
          se mueve una ciudad
                                   a cada instante
                                   (sin hablar de los muertos
                                   que vuelan hacia atrás)
                                   o incluso una casa
donde la velocidad de la cocina
no es igual a la de la sala (aparentemente inmóvil
en sus jarrones y bibelots de porcelana)
          ni a la de la huerta
          abierta a los vientos de la época

                                   ¿y que decir de las calles
de tránsito intenso y de la circulación del dinero
y de las mercaderías
         desigual según el barrio y la clase, y de la
         rotación del capital
         más lenta en las verduras
         más rápida en el sector industrial, y
de la rotación del sueño
         bajo la piel,
         de un sueño
         en el pelo?

         ¿y las tantas situaciones del agua en la vasijas
         (lista para huir)
         la rotación
         de la mano que busca entre los pendejos
         el sueño mojado los muchos labios
         del cuerpo
         que a la caricia se abre en rosa, la mano
         que allí se detiene a ensuciarse
         de olores de mujer,
                           y la rotación
         de los olores otros
         que en la quinta se fabrican
         junto a la resina de los árboles y el canto
         de los pájaros?

         ¿Qué decir de la circulación
         de la luz solar
arrastrándose en el polvo bajo el ropero
         entre zapatos?
                             ¿y de la circulación
         de los gatos por la casa
         de las palomas por la brisa?
y cada uno de esos hechos en una velocidad propia
         sin hablar de la propia velocidad
         que hay en cada cosa
                       como los muchos
         sistemas de azúcar y alcohol en una pera
                                                                 girando
         todos en diferentes ritmos
                                               (que casi
         se pueden oír)
                             y componiendo la velocidad general
         que es la pera

del mismo modo que todas esas velocidades mencionadas
         componen
(nuestro rostro reflejado en el agua del lavadero)
         el día
         que pasa
         -o pasó-
         en la Ciudad de Sao Luís.

         Y del mismo modo
que hay muchas velocidades en un
         sólo día
y en ese mismo día muchos días
         así
tampoco se puede decir que el día
tiene un único centro
                             (hecho un carozo
                             o un sol)
         porque a decir verdad un día
tiene unnumerables centros
         como, por ejemplo, el jarro de agua
         en el comedor
         o en la cocina
         en torno del cual
desordenadamente giran los miembros de la familia.

         Y si en ese caso
es la sed la fuerza de gravitación
         otras funciones metabólicas
         otros centros generan
         como el inodoro
         la cama
         o la mesa del comedor
(bajo una luz roñosa en una
         casa de una sola puerta y una sola ventana de la calle de la Alegría
        
en la época de la guerra)
sin hablar de los centros cívicos, de los centros
         esperitistas, del Centro Cultural
Goncalves Dias o de las pescaderías
         colegios, iglesias y prostíbulos,
         otros tantos centros del sistema
         en que el día se mueve
(siempre en velocidades diferentes)
         sin salir del lugar.

         Porque
         cuando todos esos soles se apagan
         resta la ciudad vacía
         (como Alcantara)
         en el mismo lugar.

Porque
diferentemente del sistema solar
         a esos sistemas
         no los sostiene el sol y sí
los cuerpos
que giran alrededor de él:
no los sostiene la mesa
sino el hambre
no los sostiene la cama
y sí el sueño
no los sostiene el banco
y sí el trabajo impago.

Y esa es la razón porque
cuando la gente se va
         (como en Alcantara)
se apagan los soles (los
         jarros, las cocinas)
         que de ellas recibían el calor

         esa es la razón
         porque en Sao Luís
de donde la gente no se fue
         aún en este momento la ciudad se mueve
         en sus muchos sistemas
         y velocidades
         pues cuando una vasija se rompe
         otra vasija se hace
         otra cama se hace
         otra jarra se hace
         otro hombre
         se hace
para que no ese extinga
         el fuego
         en la cocina de la casa

Lo que ellos decían en la cocina
         o en la terraza del caserón
         (en la calle del sol)
         salía por las ventanas

         se oía en los cuartos de abajo
en la casa vecina, en los fondos de la mueblería
         (y vaya uno a saber
         cuánta cosa se dice en una ciudad
         cuántas voces
         resbalan por ese intrincado laberinto
         de paredes y cuartos y zaguanes,
         de cuartos de baño, de patios, de huertas
                                                                     voces
         entre muros y plantas,
                                       risas,
         que duran un segundo y se apagan)

         Y son cosas vivas las palabras
y vibran con la alegría del cuerpo que las gritó
tienen hasta su perfume, el sabor
         de la carne
que nunca se entrega realmente
ni siquiera en la cama
         sino a sí misma
         a su propio vértigo
                                  o así
                                  hablando
                                  o riendo
                                  en el ambiente familiar
mientras como una rata
podés oír y ver
desde tu cueva
cómo esas voces rebotan en las paredes del patio vacío
en el armazón de hierro donde se seca una parra
entre alambres
de tarde
en una pequeña ciudad latinoamericana.

Y en ellas hay
una iluminación mortal
                                  que es de la boca
                                  en cualquier tiempo
pero que allí
en casa
                  entre muebles baratos
                  y ninguna dignidad especial
minaba la propia existencia.

                                  Reíamos, es cierto,
alrededor de la mesa de cumpleaños cubierta de confites
de menta envueltos en papel de seda de colores,
                                                              reíamos, sí,
pero era como si ningún afecto valiera
como si no tuviera sentido reír
         en una ciudad tan pequeña.

                   El hombre está en la ciudad
                   como una cosa está en otra
                   y la ciudad está en el hombre
                   que está en otra ciudad

                   pero variados son los modos
                   en que una cosa
                   está en otra cosa:
                   el hombre, por ejemplo, no está en la ciudad
                   como un árbol está
                   en cualquier otro
                   ni como un árbol
                   está en cualquiera de sus hojas
                   (aún rodando lejos de él)
                   El hombre no está en la ciudad
                   como un árbol está en un libro
                   cuando un viento allí lo trashoja.

                   La ciudad está en el hombre
                   pero no de la misma manera
                   en que un pájaro está en un árbol
                   no de la misma manera en que un pájaro
                   (la imagen de él)
                   está/ba en el agua
                   y tampoco de la misma manera
                   que el susto del pájaro
                   está en el pájaro que yo escribo

                   La ciudad está en el hombre
                   casi como el árbol vuela
                   en el pájaro que lo deja

                   cada cosa está en otra
                   a su manera
                   y de manera distinta
                   de como está en sí misma

                   la ciudad no está en el hombre
                   del mismo modo que en sus
                   almacenes plazas y calles


MI PADRE
Mi padre fue
a Río a tratarse
un cáncer (que
lo mataría) pero
perdió los anteojos
en el viaje

cuando le llevé
los anteojos nuevos
comprados en la Óptica
Fluminense él
examinó el estuche con
el nombre del negocio dobló
la factura la guardó
en el bolsillo y habló:
quiero ver
ahora quién es el
jodido que va a decir
que yo nunca estuve

en Río de Janeiro


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

http://terceravia.mx/2016/12/muere-poeta-brasileno-ferreira-gullar-3-poemas-recordarlo/
http://www.vallejoandcompany.com/5-poemas-de-ferreira-gullar/
http://www.sinpermiso.info/textos/ferreira-gullar-1930-2016-tres-poemas-anti-metafisicos
https://circulodepoesia.com/2014/02/sobre-la-poesia-de-ferreira-gullar/
http://paginadepoesia.com.ar/cont_gullar.html



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